Reflexionando acerca del Ecoturismo en Villa de Leyva
Por Oscar Gilède
Villa de Leyva ha sido reconocida por muchos años como un centro histórico-cultural de gran importancia turística, sus legados coloniales saltan a la vista y sin lugar a duda los hallazgos arqueológicos y paleontológicos hablan del gran asentamiento indígena y de huellas imborrables del jurásico y cretácico respectivamente.
Pero quizás son muy pocos los que le han prestado atención a su componente natural, gracias al cual todo el valle ha tenido un protagonismo de primer orden, esa variedad paisajística nos habla de innumerables ecosistemas que van desde enclaves selváticos de tipo seco, bosques de niebla, extensos robledales, cañones profundos, zonas xerofíticas (desiertos), hasta lo mas alto de sus montañas donde podemos encontrar el exuberante e imponente páramo, con gran cantidad de lagunas de tipo glaciar. Todos estos sitios nos brindan la posibilidad de recorrer en corto tiempo y espacio gran parte de los ecosistemas colombianos; y esto es algo que puede ser potencializado en términos de verdadero ecoturismo y educación ambiental.
Actualmente las tendencias del turismo mundial colocan las actividades a campo travieso en áreas naturales como una de las mas solicitadas, es así como vemos la gran cantidad de planes ecoturísticos que día a día son ofrecidos sin mayores regulaciones únicamente por atender una demanda en crecimiento. Y es que ofrecer un ecoturismo real no es tarea fácil, se requiere en primera instancia saber que es y que significa realmente esta valiosa actividad.
Quizás una de las definiciones mas aceptadas y a su ves avalada por la IUCN (Unión Mundial para la Naturaleza) es la de Cevallos-Lascurain (1991), el dice: “Aquella modalidad turística ambientalmente responsable consistente en viajar o visitar áreas naturales relativamente sin disturbar con el fin de disfrutar, apreciar y estudiar los atractivos naturales (paisaje, flora y fauna silvestre) de dichas áreas, así como cualquier manifestación cultural (del presente y del pasado) que puedan encontrarse ahí, a través de un proceso que promueve la conservación, tiene bajo impacto ambiental y cultural y propicia un involucramiento activo y socioeconómico benéfico de las poblaciones locales”.
Cabe resaltar en esta definición la responsabilidad que se debe asumir al visitar las áreas propuestas como ecoturísticas en cuanto a conservación, bajo impacto ambiental y respeto de la normatividad allí presente, la cual debe venir y ser planeada en primera instancia por el gobierno central o local quienes bajo una serie de estudios estrictos en impacto ambiental, viabilidad, desarrollo y sostenibilidad deberán definir las áreas a ser declaradas como ecoturísticas y propondrán y exigirán las bases para su manejo garantizando la conservación a futuro.
Una ves definidas las áreas y su normatividad los directores de parques nacionales, reservas privadas, dueños de propiedades o similares, deberán administrar estos sitios de forma tal que no sobre pase la capacidad de carga definida y ponga en riesgo la estabilidad de los ecosistemas involucrados. Será función de ellos en común acuerdo con el gobierno local brindar la información necesaria para visitar estas áreas, imprimir sus reglas, optimizar los senderos, realizar la señalización respectiva con avisos ubicados estratégicamente, adecuar sistema de baños y recolección de basuras y por su puesto ayudar a respetar y cuidar la naturaleza utilizando continuamente herramientas como la educación ambiental y por supuesto el ecoturismo.
En este sentido uno de los pasos mas importantes en el diseño de ecoturismo tanto en las primeras fases como en su desarrollo, es la educación ambiental que de una u otra forma se convierten estas dos en sinónimos de recuperación, preservación y conservación. La Educación ambiental se debe impartir en todos las etapas y a todos los niveles implicados desde directivas gubernamentales hasta campesinos dueños de propiedades en áreas de interés turístico o de producción agropecuaria. La forma de hacerlo será mediante talleres, cursos, salidas de campo, visita a los sitios propuestos y cualquier medio educativo que llene los vacíos existentes de todos los entes implicados, esto garantizará un nivel de información óptimo con un alto grado de sensibilización y concientización hacia los recursos naturales.
En un segundo plano entran los operadores turísticos y/o agencia de viajes operadoras quienes son en primera instancia los encargados de vender u ofrecer una serie de paquetes turísticos (directamente o a hoteles), ellos deberán informarse de la normatividad de cada sitio y preguntar a dueños o administradores lo prohibido y aceptado dentro de sus áreas, a su ves trasmitirán esta información a los guías, eco-instructores, guardaparques y por ultimo a los turistas, quienes recibiendo esta valiosa información aprenderán para luego ayudar en todos los procesos de educación ambiental y vigilancia de las áreas escogidas.
De este modo vemos que hablar de ecoturismo no es tarea fácil y requiere de esfuerzo, compromiso y voluntad, para llevar a cabo uno de los procesos económicos mas rentables que exciten hoy día. No podemos seguir hablando de ecoturismo cuando en realidad se realicen y promocionan los famosos “paseos de olla” enmascarados de ecoturismo.
Villa de Leyva y sus alrededores a mostrado tener un potencial invaluable en ecoturismo, desafortunadamente no habido un diseño y manejo adecuado de los sitios en los últimos años. Se ha acostumbrado a percibir los dineros productos de estas actividades sin invertir en ningún tipo de infraestructura o educación ambiental. Hoy por hoy existen varios lugares en un estado critico y lamentable. Paradójicamente se están promocionando dentro del denominado “Circuito de Los Dinosaurios”, el cual sin un manejo adecuado de tipo correctivo sobre lo ya realizado conllevará no solo a un colapso a corto plazo de esta naciente economía si no también a un colapso de los recursos naturales, afectando la economía agrícola, ganadera, acrecentando mas la crisis hídrica y por ende aumentando el proceso de desertificación de toda la región.
Ejemplo de estos problemas son el complejo de cascadas La Periquera, donde el abuso y sobre explotación turística tienen en riesgo la cuenca, los robledales cada ves son mas escasos producto del corte indiscriminado por parte de campistas los cuales usan adultos y juveniles de robles (Quercus humboldtii) y caucho (Clussia multiflora) para combustible de sus fogatas; contaminación de agua por heces fecales (aguas abajo) por inexistencia de baterías de baños, y por supuesto acumulación de basura especialmente latas, botellas y plástico, olvidados a conciencia por los mismos turistas.
Otros sitios merecen atención como el Paso del Angel, su espectacularidad lo coloca en eminente y rápido riesgo de deterioro al atraer una gran cantidad de personas, no hay señalización informativa ni preventiva. En la quebrada la Honda se sigue deforestando robledales y otras maderas finas de modo ilegal y es común encontrar claros de bosques y zonas a la orilla de la carretera con desechos de la madera aserrada.
Esto es una pequeña muestra de la problemática existente, la cual se agravará sin un adecuado plan de manejo y ecoturismo responsable, especialmente si en lo planeado solo se trata de atraer un sin numero de personas en lo denominado “Turismo Masivo”.
Pensar en ecoturismo no solo es pensar en llenar los senderos con docenas de grupos guiados como rebaños de ovejas, que a su paso dejan una huella labrada que ni el tiempo puede borrar. Tampoco es pensar en imprimir fantásticos folletos informativos con fotos de exuberantes de selvas y cascadas sin igual, las cuales solo quedarán impresas en el recuerdo. Pensar en ecoturismo no es hacer una inversión sin precedentes en publicidad sin haber invertido ni un solo centavo en la recuperación y conservación de los sitios. Pensar en ecoturismo no solo es invertir en infraestructura de carreteras para un fácil acceso de grandes buses abarrotados de turistas los cuales llegaran a sitios sin información y delimitación lo que conduce a un uso indiscriminado de estos sitios. Definitivamente eso no es ecoturismo y estamos muy mal encaminados si solo pensamos en una falacia donde hay tanto en juego, y donde toda una región ve con buenos ojos otra manera digna y sostenible de vivir en armonía con la naturaleza.
Concluyamos diciendo que debemos garantizar una prestación de servicios turísticos, idónea al bien declarado titulo de Monumento Nacional. Villa de Leyva por sus patrimonios arqueológicos, paleontológicos, históricos, artísticos y naturales, le dieron motivos mas que suficientes para que una ley y un decreto de nuestra república, establecieran las bases para su defensa y conservación.
Por esto al turista se le debe brindar la posibilidad de conocer, recorrer, aprender, valorar, respetar, disfrutar y ayudar a conservar estos patrimonios que en últimas nos pertenece a todos. Seriedad, seguridad, veracidad en la información proporcionada, calidad, cumplimiento, satisfacción, diversión y profesionalismo deben ser baluartes a la hora de prestar un servicio de ecoturismo, todo ello enmarcado en lo mas importante y con lo cual únicamente se puede pensar en ecoturismo: “nuestros recursos naturales” sin ellos estaríamos armando un castillo en el aire y solo ellos pueden darnos una base sólida de alternativa de desarrollo local sustentada en la sostenibilidad, no perdamos esta oportunidad!.
Publicado en “Guía de Villa de Leyva y sus Alrededores” Editorial La Hoja, 2008